No
os lo voy a explicar más, porque con la chapa que os llevo dando seis meses desde que me enteré,
ya debes saber de sobra lo que me toca hacer hoy. El caso es que los posts
siempre los publico a las 6.30 de la mañana, eso quiere decir que en cuanto he
publicado esto me quedan diez horas para
que (si todo va bien, no hay retrasos, inclemencias meteorológicas, huelgas ni
overbooking) mi avión despegue de Madrid en dirección Bogotá y desde allí hasta
Santiago de Chile.
Os
lo dije en el vídeo delsábado pasado: estoy cagado,
estoy acojonado. Pero si lo estaba el sábado que me quedaban aún cuatro
días, no os podéis imaginar cómo estoy hoy que me marcho a 13.000km de mi casa
al menos por un año, sino por dos, tres, cinco o a saber…
El
caso es que ya está todo hecho, no hay marcha atrás, así que ante lo inevitable, mejor tomárselo con
buena actitud (estoy hablando como si me fuese a la guerra, ¡que me voy a
trabajar de lo mío!). Voy a echar de menos muchas cosas, y más aún cuando
llegue allí y vea todo aquello que ahora mismo doy por sentado y que allí no
existe: comidas, objetos… pero sobretodo lugares y personas. Siempre he sido
bastante nómada: en Almería he vivido en ocho casas distintas; he estado en
Barcelona cuatro años viviendo. Pero creo que eso no va a ser nada en
comparación a lo que me espera a partir de mañana. Afortunadamente, cuento ya
con amigos y conocidos en Valparaíso que hasta ahora me han orientado y ayudado
muchísimo; y esto es fundamental para empezar con buen pie.
Lo
cierto es que tengo muchas ganas de irme ya tras seis meses sabiendo que me
voy, llenos de trámites y esperas. Pero como siempre digo, lo bueno se hace esperar, espero no equivocarme. Sin duda, se trata
de una oportunidad increíble por la que estoy infinitivamente agradecido a la escuela de Psicología de la
Pontificia Universidad Católica de Valparaíso por brindármela; así como increíblemente motivado y orgulloso de
haberla conseguido. Sin duda es un reto nuevo, pero como llevo tatuado: Dónde
está el límite? No estuvo en Almería, no estuvo en Barcelona… espero no
encontrarlo tampoco en Chile.
Por
otro lado, considero una gran tristeza y
por qué no decirlo, un poco decepcionante que el país en el que nací y en
el que me he formado, el que ha invertido tantísimo dinero para que yo pudiese
ir gratis al colegio, al instituto y a la universidad (salvo en los años de
doctorado); ahora se desentienda de mí y
permita que sean otros países los que aprovechen todo aquello que he adquirido
y aprendido durante veintitrés años. Y ya no hablo de mí, porque si esta
situación fuese una circunstancia específica de mí persona, quedaría como anécdota.
Pero que tanta y tanta gente que tiene mucho mejor currículum investigador que
el mío, mucha más nota media, se desenvuelve infinitamente mejor que yo en un
aula, trabaja en equipo o es capaz de motivar a sus compañeros de formas que yo
jamás voy a poder; esté regalándole a
Francia, Reino Unido, Alemania, Australia, Estados Unidos, Chile o el país que
sea tantos años de formación que España no ha sabido (y mi experiencia
tristemente me hace concluir que no ha querido) aprovechar.
Ojalá me equivoque. Ojalá me coma el
“zasca” más grande de mi vida de aquí a uno, tres o cinco años. Ojalá llegado
el momento escriba un post retractándome por mis palabras, pero algo me dice
que no va a ser así. Si algo he aprendido durante estos tres años de doctorado
es que no debemos pecar de ingenuos con argumentos del tipo “el destino lo pone
todo en su sitio”. Yo era muy de creer en el karma, en la “balanza del
destino”, o en el “a cada cerdo le llega su San Martín”. Y me he dado cuenta de
que no, que tristemente los buenos no siempre ganan y de que la razón, la
justicia o la verdad por desgracia no siempre quedan en primer lugar. Que el
esfuerzo y el trabajo son muy bonitos en la teoría, pero que en la práctica se
priman otras cosas. El que no corre vuela, y por tanto, no queda otra que
volar, a Valparaíso concretamente, donde pienso darlo todo, seguir aprendiendo,
seguir fallando mucho y levantándome de nuevo. El simple hecho de que me paguen por algo que llevo haciendo gratis
casi ocho años ya supone algo increíble para mí (y habla mucho del estado
de la ciencia y la investigación en este país). Ojalá me equivoque.
Estaré desconectado unos días. Puede
que muchos, pero yo espero que sean pocos. En un primer momento me bastará con
decirle a mi madre que sigo vivo y que he llegado bien y sin ningún
contratiempo. Intentaré aprovechar el wifi de la universidad o de los bares,
pero por la calle no tendré conexión hasta tener una tarjeta telefónica chilena
y en mi casa tampoco hasta contratar una tarifa. Así que os pido una vez más perdón y que tengáis paciencia. He
dejado sendos posts y vídeos programados tanto en el blog como en el canal de Youtube, pero las redes sociales
serán inaccesibles para mí por un tiempo, así que no podré hacer sección #empleoprepostdoc
ni compartir información de otros bloggers y gente interesante relacionada con
el mundo académico. Os prometo hacer un nuevo #diarioebaes en cuanto pueda para contaros
todo a modo de compensación!!
Lo
dicho chicas y chicos, por favor, deseadme buen viaje. Y a vosotros, que
seguramente no sepa nada de cómo os va hasta el año que viene, FELIZ AÑO NUEVO. Espero que el viaje
particular que iniciaréis cada uno dentro de cinco días lo empecéis como os
merecéis, pero sobretodo os deseo que cuando
acabe el año que viene hayáis llegado al destino que os propongáis la próxima
noche del 31 de diciembre.
Chile, voy a por ti.
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Photo Credit: Neil Moralee