Muchas veces, sobretodo cuando
estamos empezando a escribir nuestros primeros artículos científicos (y esto es
aplicable también a nuestros TFGs ,TFMs y tesis) nos cuesta empezar a escribir.
En ocasiones esto se debe a la aparición súbita y típica del síndrome del folio en blanco, pero en otras ocasiones
ocurre simplemente porque no sabemos qué
poner en la introducción de aquel documento académico que estamos escribiendo
(también es cierto que no es obligatorio empezar por la introducción, dependerá
de tu estilo, la fase en la que se encuentre tu investigación, etcétera). Otro
tanto ocurre frecuentemente con las conclusiones: ¿Es lo mismo que la
discusión? ¿Es obligatorio poner una
conclusión? Si no es lo mismo que la
discusión, ¿entonces qué pongo aquí?
Todo esto es lo que voy a tratar de
comentar un poco en dos post que lanzaré hoy y la semana que viene. En el de
hoy, os voy a ofrecer información general acerca de qué es la introducción de un artículo, TFM, TFG o tesis. La semana
que viene haré lo propio sobre las
conclusiones. Ante todo, una vez más os quiero advertir que, como pasa en
otras cuestiones, la introducción y las
conclusiones de un TFG, TFG, tesis o artículo científico dependerá en cierta
medida de vuestra área del conocimiento, del estilo que cada uno tiene al
escribir, y también de la persona/revista que va a evaluar vuestro trabajo;
ya que normalmente hay una sección de “normas para autores” o bien si es un TFG
o TFM, unas normas que ya guían las secciones y el contenido de las mismas para
nuestros trabajos. Una vez hechos estos matices, vamos allá:
Introducción
La teoría sobre lo que es una
introducción en un trabajo académico, es clara: la introducción, como su nombre
indica, se trata de introducir al lector en nuestro trabajo. Introducir aquí
debe entenderse como poner en contexto
paulatinamente al lector sobre los resultados de nuestro trabajo (que
explicaremos más abajo en nuestro trabajo, tras la introducción, la metodología
y demás). Aquí, las palabras claves son “poner en contexto” y “paulatinamente”.
Para explicar esto, siempre me ha gustado la metáfora de la pirámide inversa: nuestro documento
(tesis, TFG, artículo…) debe explicar aquello que queremos decir, de lo más
general a lo más específico. En ese orden, siendo lo más específico el
resultado final al que hemos llegado con nuestra aportación particular; y lo
más general sería ese “poner en contexto”, es decir, lo que ya han dicho otros sobre
el tema de nuestro trabajo.
Aquí es donde entra aquello de
“paulatinamente”. Con esto me refiero a que una introducción no tiene sentido
si directamente descendemos al nivel más pequeño de esa pirámide inversa. Se
trata de ir aterrizando el tema. Por
ejemplo, si nuestros resultados arrojan luz sobre el mindfulness aplicado a
estudiantes universitarios con estrés en época de exámenes (nivel más
específico, nuestra aportación), en la introducción tendremos que empezar por
el mindfulness en general, para pasar luego a explicar cómo el mindfulness se
ha usado con el estrés; y posteriormente explicar aquello que ya han dicho
otros sobre mindfulness y estrés en población universitaria. Ahí acabaría esa
pirámide inversa, pues el siguiente nivel ya sería el nuestro, nuestra
aportación, y nuestra aportación serán los
resultados de ese TFG, tesis o lo que estemos escribiendo. A este juego de
la pirámide inversa es lo que se denomina comúnmente como estado del arte, del cual forma parte la revisión bibliográfica
de nuestro trabajo.
Dicho esto, es importante recalcar
que en la introducción no solamente
vamos a hacer una revisión bibliográfica sobre el tema de nuestro trabajo.
Quizás sí que sea la parte más extensa de la
misma y la más importante, pero no la única. Así, es importante también
“introducir la introducción”, es decir, justo en las primeras palabras de
nuestro trabajo, explicar la relevancia de nuestro trabajo. Para ello suelen
ser típicas las introducciones del tipo “Actualmente…”, o “Hoy día…”, o
enumerando una serie de conceptos, hechos o eventos que definan aquello de lo
que queremos hablar (asílo hice yo en mi tesis de hecho). Una cosa que hace alguna gente,
pero que a mí no me gusta nada, es empezar el artículo, TFG, TFM o tesis con
las mismas palabras con las que empezamos el abstract, y de esta forma no tener que
escribir dos introducciones (la del abstract y la del trabajo propiamente en
sí). Digo que esto a mí no me gusta porque lo considero un poco reiterativo: si
he leído el abstract de tu artículo y me ha interesado (función principal de
los abstract, no lo olvidemos), voy a leer el artículo; pero si la introducción
de este me va a decir lo mismo que el abstract… ¿Para qué lo voy a leer?
Insisto, es una opinión y un gusto propio.
Como decía antes, dependerá ya del estilo y la
soltura que cada uno tenga, pero si estás empezando en el mundo académico, no
te preocupes porque poco a poco irás encontrando tu forma personal.
Además de esto, una introducción también puede finalizar con un pequeño “mapa” o repaso de lo que va a ser el resto del trabajo. Por ejemplo, si nuestro TFG tiene una introducción, una metodología y participantes, unos resultados, una discusión y una conclusión; se trataría de cerrar la introducción haciendo un pequeño comentario o resumen de dos líneas de cada uno de los siguientes apartados. De esta forma, el lector puede hacerse una idea de lo que se va a encontrar, y pasar a una sección en concreto si le interesa más, o al menos tener un mapa mental del hilo conductor general del artículo , TFG, TFM o tesis desde el principio.
@ebaes
Photo Credit: laughingmonk
Muy buena descripción y muy interesante lo de la pirámide invertida/inversa. Muchas gracias por compartir tus experiencias y tus conocimientos.
ResponderEliminarHola Gema! Gracias por tus palabras, y sobretodo gracias por estar al otro lado leyendo esto cada día :)
EliminarSaludos!
Gracias, muy útil y claro.
ResponderEliminarSaludos